sábado, agosto 02, 2008

Reencuetro


No fue necesario perderse por las calles del barrio gótico para encontrar una respuesta que diera con su paradero. Entre la humedad de las piedras grises y las miles de melodías que pululaban por las angostas calles, disfrutamos de él y de las mil cañas con que abatimos al mal provocado por el sol de Julio. El mismísimo George Orwell perdió la cuenta en su plaza.

Tampoco tuvimos que escudriñar cada rincón del parque Güell, ni preguntar al dragón que Gaudí creó con una idea bien distinta a la de aguantar el peso de miles de posaderas de sudorosos visitantes. Las historias pasadas de viajes en la Cochinchina inundaron la Rambla del Raval, hasta el punto que el gato de Botero cejó su incesante ronroneo y prestó atención a su narración entrecortada.

Ni siquiera el hecho de que nos encontráramos a la Sagrada Familia caminando por el Paseo de Gracia evitó que nos dirigiéramos a seguir rememorando tiempos pasados en la Barceloneta, donde de nuevo regamos las calles de recuerdos.

Lo conseguimos a la primera, te encontramos Olivares, y junto a tí, a muchos otros ‘monstruos de la vida y del amor'.