martes, febrero 26, 2008

Bajo los árboles

Allí estás tú, escapándote colina arriba bajo la protección de los árboles.

Espero poder llegar algún día y abandonar este terreno abierto.

Aunque desde aquí también se puede ver la ciudad, imponente, enfrentada a las montañas y defendida por el río. Una ciudad que respira al compás del tic-tac infalible de miles de relojes que adornan las fachadas.

jueves, febrero 21, 2008

Fascinante decadencia


Recuerdo que caminé como nunca, rompiendo los tópicos de la calma local, y arrastrando mis pasos por las calles de asfalto roto sobre las que se erguían con dificultad edificios de paredes desconchadas.

- Fascinante decadencia -dije.

- Así que vos te deleitás con la pobreza -me espetó Fernando mirándome fíjamente con sus ojos claros.

Fue un comentario realmente desafortunado, pensé, pero ya era demasiado tarde y me costó algo más de cuatro cuadras justificarme.

La vida bullía dentro de ese cuadro de tela raída. Un hermoso contraste de sonidos, aromas y brillos dispuestos sobre un escenario que parecía no haber sido reformado en 50 años, un espectáculo realmente bello.

De nada me sirvió, aunque reconozco que estaba disfrutando enormemente y mi cámara hervía tratando de capturar cada momento.

Llegamos a la plaza tarde, y el mediodía del Primero de Mayo cayó sobre nosotros empapándonos. Cientos de miles de personas huían del sol abrasador desperdigándose por las calles. El viejo comandante había ordenado romper filas tras varias horas de discurso.

Ahora parece querer dejarlo todo para siempre.

miércoles, febrero 13, 2008

Ver la vida pasar

Le tendremos que escribir una historia...

martes, febrero 05, 2008

Vuelta a Centroamérica


Hoy he viajado de nuevo a El Salvador; aunque no allí exactamente; aunque mis huesos no se hallan movido de esta silla; aunque mis ojos sólo lleguen a la Puerta de Alcalá.

Me he trasladado allí para escribir una historia, y el sólo hecho de atravesar el Atlántico en busca de Centroamérica me ha invitado a llamar a cocineros de palabras, amigos sin noticias, navíos llenos de sueños, deudas de corazón y compañeros de baile. Deseo que todo os vaya bien compañeros.
Mañana veremos dónde me llevará este periodismo tan dulce pero tan ingrato.
Mientras, os dejo con dos guanaquitas que trataban de apresar el Pacífico sin éxito hace un tiempo.
Me pregunto si habrán logrado su empresa.