Ayer dormías seguro sobre el hombro de tu padre, cuando todo comenzaba a fraguarse. Hoy no sé dónde estarás, pero espero que permanezcas ajeno a la represión, al abuso y a los disparos. Espero que no te hayan despertado. Hoy, tres meses después, los monjes vuelven a las calles. Tú trata de no enterarte de nada todavía, que ya tendrás que luchar cuando crezcas por echar abajo esa Junta arcaica y represiva. Aunque ojalá no tengas ni que presenciar ni tan siquiera eso.
Una lástima.
3 comentarios:
Cómo duele Vic...
(Entre recuerdo y recuerdo, bienvenido a casa)
Hay imágenes tan bellas que duelen (y de qué manera)
Salud, camarada
Y yo que no te ubico todavía, compañero. Pero si dicen bienvenido por algo será.
Un abrazo
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