jueves, febrero 21, 2008

Fascinante decadencia


Recuerdo que caminé como nunca, rompiendo los tópicos de la calma local, y arrastrando mis pasos por las calles de asfalto roto sobre las que se erguían con dificultad edificios de paredes desconchadas.

- Fascinante decadencia -dije.

- Así que vos te deleitás con la pobreza -me espetó Fernando mirándome fíjamente con sus ojos claros.

Fue un comentario realmente desafortunado, pensé, pero ya era demasiado tarde y me costó algo más de cuatro cuadras justificarme.

La vida bullía dentro de ese cuadro de tela raída. Un hermoso contraste de sonidos, aromas y brillos dispuestos sobre un escenario que parecía no haber sido reformado en 50 años, un espectáculo realmente bello.

De nada me sirvió, aunque reconozco que estaba disfrutando enormemente y mi cámara hervía tratando de capturar cada momento.

Llegamos a la plaza tarde, y el mediodía del Primero de Mayo cayó sobre nosotros empapándonos. Cientos de miles de personas huían del sol abrasador desperdigándose por las calles. El viejo comandante había ordenado romper filas tras varias horas de discurso.

Ahora parece querer dejarlo todo para siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya era hora de tomarse un descanso en medio de esa, sin duda, fascinante (ir)realidad que captaste en su momento.

Saludos, camarada.
Clau