miércoles, junio 11, 2008

Jardín vertical


A la espera de la expectativa, que diría alguien que conozco desde hace mucho tiempo. Es más, que me conoció antes de que yo pudiera darme cuenta.

Es como estar exhausto frente a un jardín vertical, tratar de tumbarse a descansar sobre la fresca hierba y comprobar que no es posible, que esa realidad está enfrente y tu única opción se reduce a una mera situación contemplativa.

En fin, demasiados factores ajenos impiden que todo salga correctamente. Incompetencia, huelgas, política, síndrome del funcionario, dejadez y burocracia se unen en una sinergia destructiva que todo lo paraliza.

Me iré a vivir al pinar, allí donde ni el barullo trepador ni la 'ambición holgazana' (mucho peor que la 'ambición ansiosa') molestan. Si no, como diría el sabio con el que comencé este mensaje, "adiós preocupaciones, me voy de camarero a Alicante".

Maldito cesped vertical, !Qué desperdicio¡ Un insulto para el retozador veraniego.

Mientras, aquí seguiré, a la espera de la expectativa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, es lo que dicen, la expectativa es lo último que se pierde...Ja.

Besos amigote,

Clau