
No me quitaba el ojo de encima. Bueno, a mí no, a la cámara. A cada semáforo en el que paraba me buscaba entre las ruedas, gorros, máscaras y pañuelos. Y no es que fuera extraño ver a un occidental tirando fotos desde una moto, puesto que estaba en una de las calles más populares entre los turistas de Saigón, sin

o que le debí caer en gracia, bueno, no yo, la cámara. Estaba buscando imágenes representativas de la llegada de inversiones y la modernidad a este rincón del mundo, pero no había manera. Una tienda de postín, un sombrero cónico escondiendo un teléfono móvil; cualquier cosa valía. Sin embargo, cuando cualquier cosa vale no encuentras nada, es decir, el momento capturado para siempre te esquiva una y otra vez. Así que nada bueno encontré, aunque al menos ella me lanzó un saludo.
1 comentario:
Creo que quien debería escribir libros eres tú y no yo... Eres genial. Gracias por traernos un trocito de allá acá
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